Aunque esta nota suene
a mala onda, hay una cuota de humor en las situaciones que a diario padecemos
los que vivimos en las grandes ciudades donde la “sensación de inseguridad” es
una realidad concreta. Y si yo puedo reirme de mis propias desgracias, ¡vos también!
Escena #1- La
persecuta: Estoy en mi departamentito. Suena el timbre. Desde el portero
eléctrico se anuncia mi madre. Unos pisos después toca el timbre a mi puerta. Y yo
acostumbrada a estar con el culo en la mano por miedo a los chorros, miro por
la mirilla. ¿Soy o me hago? Pero más importante que esa pregunta, es: si veo a
mi vieja encañonada por un extraño, ¿le abro la puerta? Realmente me da miedo
mi propia respuesta.
Escena #4- Los
pendejos presos: yo salgo a pasear con mi sobrina y la paso para el ojete. Es la
verdad. Estoy todo el tiempo mirando para todos los costados, por miedo a que me la roben. La plaza es un espacio absolutamente propicio para que te secuestren al
pibe. Ni hablar del shopping un domingo a las 4 de la tarde en plenas
vacaciones de invierno. Yo la llevo con correa de perro. Falta que le cuelgue la
chapita con el nombre y mis datos para su devolución, y se convierte en mi mascota
perfecta. En la calle me miran con cara de culo, como si fuera una tía
maltratadora, pero a mí no me roban a la nena. ¿Tenés un problema con esto? Llamá
al 0800-CHUPALA. Te atiende Candela.
Escena #5- Infelices
serán mis hijos: yo pienso que la edad apropiada para dejar que mis futuros
hijos caminen solos por la calle, es 25. Sí, es que hoy día tener hijos en esta ciudad es
autocondenarse a una cadena perpetua de 25 años de llevarlos y traerlos a todas
partes. “No recibas golosinas de extraños”, “no hables con desconocidos”, “no
me sueltes la mano al cruzar”, “no mires a ese señor a los ojos”, etc. O sea... no pueden viajar en bondi ni en remisse, mucho menos ir solos en bici al colegio porque hay extraños en todas partes. Y ni te digo lo que me cuesta pensar en dejar a mis futuros pibes con una maestra, porque en definitiva, es una perfecta extraña que puede desaparecer con ellos en un santiamén. Es muy probable que mis hijos estudien en mi casa conmigo.
Escena #6- Seductor
con terceras intenciones: un mushasho me mira, sé que tiene segundas intenciones y eso
quiero! Le sigo el juego, miradita va, sacudidita de pelo viene, me trae un
trago, lo acepto, charlamos, chapamos y me dice de ir a su casa… me siento
medio pelotuda pero pienso que es el éxtasis de conseguir un tipo que por fin me
dé bola. E inmediatamente me espabilo y pienso "este tipo me puso una droga en el trago y mañana puedo
despertarme en su bañera con un riñón menos". Por eso estoy soltera, lo sé. Pero
es que todo hoy es un peligro, y más si siempre tu idische mame te advierte por
teléfono de las nuevas prácticas delincuentes producto de un levante mal hecho.
Ésta es una ciudad de locos y todo puede ocurrir. Mejor me hago monja, que sin
dudas en el convento encuentro sexo seguro con el curita.
Escena #7- Los temores
que transmite el feibuk:
- No te sientes en el cine porque los chorros dejan agujas infectadas con hiv. Ok, compro la entrada y me siento en la escalera con mis anteojos 3D y el balde de pochoclo. Super normal.
- No aceptes volantes de la calle porque contienen sustancias venenosas que al contacto con tu piel, te dejan inconsciente y te despertás en China.
- No viajes en subte porque un extraño tocó a una chica con sustancia que provoca desmayos y se hizo pasar por su novio y la secuestró (ésta en realidad me la transmitió mi hermana-actual idische mame de sus hijos).
- No lleves la basura al container porque un chorro sale de adentro y te roba las zapatillas.
- No vayas a la facultad de psicología porque allí secuestran mujeres para prostituirlas.
- No le abras al chabón del delivery de pizza porque entra a tu casa y te empoma.
- No tengas sexo con extraños porque pinchan el forro en el baño y te embarazan de prepo y andá saber qué sputza te contagian.
De todo esto,
concluyo: no hay que usar celulares-ni tener hijos-ni salir a trabajar-ni pedir
delivery-ni ir al cine-ni sacar la basura-ni estudiar-ni levantarte un tipo
en la calle-ni tener sexo casual. ¡Me cago en la Gran Ciudad!
PD: La escena #6 es
absolutamente ficticia.
Me encantan los artículos, cómo me hacés reir!!!
ResponderEliminarJaja me encanto la conclusión!
ResponderEliminarFelicitaciones. No sé si será porque me siento identificado con el 99% de tu escrito, pero es lo mejor que te leí hasta ahora. Muy gracioso, divertido y redondito. De todas maneras, como doctor en paranoia, creo que podrías ser más cuidadosa cuando salís a pasear con tu sobrina. La correa no está mal pero una caja de metal electrificada es una opción más segura (no te olvides de dejarle alguna rendija abierta para respirar).
ResponderEliminarBuenísimo Jess!!!! Esta vez te superaste,muy divertido...y lastimosamente real!
ResponderEliminarAh! Espero que hayas notado mi no alución a la escena #1 eh?
ResponderEliminarLe tengo miedo a eso... no sabés cuánto... y sabés cuántas veces lo pensé
EliminarBoia te pasas !!!! me haces reir enserio
ResponderEliminarHasta ahora, el mas gracioso de los articulos q escribiste.
ResponderEliminarMe pregunto q % de las cosas q pusiste TE PASAN Y LAS SENTIS DE VERDAD...jaja.
Me encanto!! Jajajajaja quien habrá dicho lo del 0800? Nahh, una genialidad este post, doy fe que es así... Jajajaja
ResponderEliminarme moriiiiiiiiiii de la risa jajajaja yo me siento un 70% identificada, pero para todos los lectores, debo agregar una escena #8, en la que ésta escritora se olvida de los items anteriores cuando está en compañía. Hace unos días veniamos de nochecita caminando por el Barrio de Flores, y muchos personajes sospechosos iban apareciendo en el camino,y de hecho eras un blanco taaaan facil, pero la señorita no se daba cuenta porque estaba charlando muy alegremente... ! asi que hay al menos un 1% de pensamientos que tenés, que no son catastróficos :)
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