lunes, 19 de diciembre de 2011

Soy la Reina del Inodoro


Hace unos días observé que mi inodoro perdía un poquito de agua, sobre el propio interior. O sea, no era cuestión de pastina.

Como soy una persona ecológica y detesto malgastar el agua, me puse en campaña. Saqué la tapa del botón, los tornillos y levanté el flotador (para desconocidos del tema: el palo que sube y baja y permite que el agua se lleve tus "cosas"). Lo regulo y pruebo. Sigue perdiendo. Lo vuelvo a regular, sigue perdiendo. Meto el brazo hasta el codo, ¡¡sí señor, todo por preservar el agua!! Continúo: meto el brazo hasta el codo y miro el flotador. Lo observo, lo analizo, me hago amiga del flotador... lo toco. Sí, ¿por qué no? Y observo que la goma tiene un costado gastado. "Ok, mañana lo cambio".

Al día siguiente compré un flotador. Le pregunto al vendedor si mi teoría es correcta, pensando que el vendedor sabría algo... (!!???) "Lo comprobaré yo misma cuando ponga el flotador nuevo, si el inodoro deja de perder agua".
Al llegar a casa, abro la tapa del botón del inodoro, coloco los tornillos a resguardo pa que no se me caigan en el interior del inodoro, y cambio el flotador. Maravillosamente, el agua deja de perder... Estaba tan contenta por mi nuevo logro, que de la emoción agarré los tornillos con mano de manteca y se me cayeron en el inodoro. Decí que no había hecho "cosas" antes...

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