domingo, 1 de enero de 2012

Mis Aventuras con GatoChicha



Hoy fui a alimentar al GatoChicha. Antes de abrir la puerta, ya la escuchaba maullar desde la escalera. Abrí con cuidado porque tenía miedo de que se escapara y mis energías para perseguirla estaban muy por debajo de lo normal, considerando que ví 6 horas de series seguidas... y mis músculos a esa altura ya estaban semi atrofiados.

GatoChicha maullaba sin parar y caminaba alrededor de mi eje. Coloqué comidita en su platito aunque si bien todavía había, creo que GatoChicha las estaba guardando como reservas en caso que su tutora de estos días se olvidara de recargarlo. Con decir que cuando agarré el paquete de alimento gatuno, GatoChicha se le trepó encima.

Siento que GatoChicha necesita calor humano, jugar a la pelota, atrapar la rata de trapo muerta, etc. Pero no me creo capacitada para darle amor a GatoChicha. A decir verdad, creo que soy una chicaperro. Le temo a GatoChicha. ¿Sería conveniente buscar un tutor reemplazo?

Le hablé un poco: "Qué te pasa GatoChicha? Tenés hambre? Hay agua?". En realidad le hablé más para saciar mi culpa que para jugar con ella.

Al irme, le dejé la luz encendida para que GatoChicha no se sintiera asustada en la oscuridad. Cerré la puerta con dificultad porque GatoChicha quería salir. Luego pensé en la luz, "qué idea idiota", y volví a abrir la puerta, apagué la luz y me fui. Todavía un piso abajo escuchaba maullar a GatoChicha. Tengo miedo de ir mañana y que me quiera comer.

Si mañana GatoChicha no está tan enloquecida, jugaremos un rato. Si no, buscaré asesoramiento gatuno en mis compañeros de trabajo que aman a los gatos.

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